
Lindsi Reyes, nuevo miembro colaborador especial de AAPIPNA Joven
Lindsi Reyes es una joven de quince años nacida en Estados Unidos de herencia mexicana con vasta experiencia personal. En particular, se ha centrado en movimientos activistas en torno a la crisis migratoria que se ha generado en los últimos dos años entre Estados Unidos y México a causa de las medidas políticas del actual presidente Donald Trump, asimismo ha participado en movimientos activistas en pro de políticas migratorias éticas. Dada su temprana edad, se define como defensora de los derechos de la infancia a través de su activismo sobre la defensa de políticas migratorias éticas. Lindsi comparte con CCE el deseo y la ilusión de poder difundir y promover los derechos de los más jóvenes. Es por ello que nos entrevistamos con ella y le presentamos como nuevo miembro colaborador especial de AAPIPNA Joven.
Desde Creciendo Con Eco estamos encantados de poder tenerte aquí en España, poder entrevistarte y poder compartir la ilusión de dar voz a los más jóvenes, y por primera vez en nuestra trayectoria, que sea alguien tan joven quien porte la voz de otros jóvenes.
Como hermana mayor, siempre estoy preocupada por mis hermanos y aún más por las oportunidades que les son concedidas y por las que no, quiero lo mejor para ellos y quiero que salgan adelante.
Quiero reforzar esas ilusiones que uno tiene de niño cuando dice, “quiero ser astronauta”, las cuales les son arrebatadas al crecer. Esto se debe a que lo merecen y tienen el derecho a acceder al futuro que ellos decidan forjar. Cada persona tiene el derecho de ser mucho más que solo su circunstancia.
Igualmente deseo esto no solo para mis hermanos, sino para todos los niños y jóvenes que, como yo, están luchando contra las ideas y situaciones que les impiden soñar y acceder a un futuro más esperanzador. Por esta razón, desde que cumplí los trece años me he involucrado en diversas organizaciones activistas. En dichas actividades participé organizando y llevando a cabo diversas manifestaciones pacíficas y aprendiendo cómo lograr la atención y ayuda de personas con un alto grado de responsabilidad y conocimiento del tema. Creo que parte de mí sabía que en algún momento de mi vida este conocimiento me ayudaría a proteger mis derechos como persona.

Lindsi Reyes en The Challenge Foundation brkfst fundraiser (2018)
Es así como el hecho de defender a la niñez y la juventud se ha convertido en parte de lo que me impulsa día a día tanto para mi lucha como activista como para mi desarrollo creativo a través de la escritura. Desde que recuerdo me encanta escribir y cada vez que lo hago aprendo algo nuevo tanto de mí misma como del mundo que me rodea, considero que dentro de cada palabra y frase puedo reflexionar sobre diferentes versiones del mundo. A través de cada pieza invito a que los demás aprendan de ellos, y espero que sea así.
Sé que la escritura es algo muy poderoso y puede ser muy conmovedor, e incluso puede lograr que la gente cambie de opinión o al menos eso fue lo que provocó en mí el deseo de escribir. De la misma manera que hubo personas que me dieron una plataforma donde pudiera expresarme, confío en que mi escritura le dé voz a las personas que crecen con experiencias similares a las mías.
Por consiguiente, decidí encontrarme a mí misma en mi escritura a través de las experiencias que me resultan injustas hacia los demás y que me afectan a mí y a personas como yo.
Me envuelvo en las grietas de los prejuicios que me acompañan, con la intención de salvar mi aspiración de ser mejor, comprobando que soy capaz de erradicar los prejuicios colocados en mi persona; porque mi bienestar es el bienestar común y eso significa que las personas que se identifican con mis experiencias y mis palabras pueden quizá encontrar un tipo de escape o esperanza para el futuro que nos espera.
Nos gustaría saber qué haces por aquí por España y cuál es el motivo de venir aquí….
Estoy en un colegio que se llama School Year Abroad que implica realizar una estancia educativa en el extranjero, en mi caso en Zaragoza, durante 9 meses, equivalente a 4º de la ESO. El motivo principal que tuve por el que decidí venir aquí porque quiero estudiar antropología cultural. Desde que era pequeña me la he pasado viajando y trato de entender por qué la gente es como es y cómo llegó a serlo.
A pesar de que mi circunstancia económica y social no fue fácil, decidí realizar esta estancia en España ya que sabía que iba a ser una de esas experiencias inolvidables y necesarias para el desarrollo individual. A lo largo de mi vida he aprendido que el cambio es una de las cosas más enriquecedoras que una persona puede llegar hacer por sí misma, porque no solo te encuentras a ti mismo y aprendes mucho sobre el tipo de persona que quieres ser o el tipo de persona que eras antes de esta experiencia, diferenciándote del tipo de persona con un futuro de vida lineal preestablecido. Como veía que me subvencionaban la mayor parte de lo que costaba el programa, y yo siendo aventurera por naturaleza , sabía que oportunidades como: “¿cuándo volveré a tener la oportunidad de experimentar esto?” Así que aproveché la oportunidad que me fue concedida y lo hice. Y puedo decir con confianza que hasta ahora ha valido la pena.
Conociendo tu implicación en la defensa de los derechos de la infancia, ¿qué has vivenciado para que una persona tan joven se involucre en esta temática?
No crecí en la mejor situación económica por decirlo así, pero nunca me faltó comida o un lugar donde dormir. Mis padres me han dado a mis hermanos y a mí una infancia cariñosa y completa. Pero sí crecí en un barrio donde mis posibilidades de avanzar y tener éxito se limitaban. La educación pública en Estados Unidos no abre muchas puertas a comparación a en comparación con la educación privada, y siendo de clase media baja me resultaba difícil avanzar sola. No fue hasta que cumplí 10 años que obtuve la beca que me permitió ingresar a mi instituto la enseñanza privada. A dicha edad, como tenía un buen desempeño académico, se me realizaron ciertas pruebas y exámenes, como en ellos tuve un buen desempeño se me otorgó la beca con la que entré a la mejor escuela privada de mi estado. Desde ahí mi vida cambió y empecé a darme cuenta de las diferencias que hay entre la dificultad de moverse entre los estratos sociales, (siempre de clase baja a clase alta). Asimismo, me empecé a desarrollar como persona sabiendo que la forma en la que crecí era muy diferente de la de mis compañeros. Mientras crezco como persona agradezco todas las oportunidades y experiencias que me ha otorgado el lugar en el que estudio. Aunque los desafíos han sido de las cosas más difíciles, no lo hubiera hecho de una manera diferente porque de esos desafíos me hecho una mejor, más completa persona.
A la mayoría de los amigos y amigas con los que crecí los primeros diez años de mi vida, no les estaban dando las mismas oportunidades. Dada mi circunstancia, mi sistema de apoyo (todas las personas que formaban parte de la beca) me podría solucionar cualquier problema que tuviera, pero a ellos nadie les dio los recursos que merecían. Nadie les dio el derecho de que creyeran en ellos, de manera inconsciente les hacían creer que sus aspiraciones no valían nada. En esta escuela privada fui la única hispana en mi grado. Cuando me dí cuenta de la estratificación de raza, fue cuando empecé a ver que las injusticias van más allá de lo socioeconómico, pues se da por raza, género religión, estado mental, ético o moral. Sabiendo que yo tenía los medios para poder ser parte de plataformas con personas que me pudieran ayudar a cambiar estos sistemas desiguales, (injustos) empecé a escribir y empecé a desarrollar mi identidad como activista, y como futura antropóloga.
Por otro lado, cuando cumplí catorce años conseguí mi primer trabajo como caddy; que es una persona que carga los palos de los golfistas. Durante este tiempo también iba a la escuela, de ahí entendí el valor del dinero y del trabajo. Cuando entendí que me gustaba conocer la forma de la que funcionaban las culturas, fui a México para encontrarme, para entender las raíces de donde provenía y acercarme a la hermosa cultura que me acogió de pequeña. Después viaje a África (para construir una escuela) y me di cuenta de la gente que vive en circunstancias con recursos mucho más limitados, pero aún tienen esa energía y pasión por aprender, me di cuenta de la injusticia hacia las personas que viven en lugares que en vías de desarrollo . Por el problema de las políticas migratorias a cargo de Donald Trump, mi padre fue encarcelado, con riesgo de ser deportado por ser inmigrante, y en aquel momento fue cuando empecé a tomar conciencia sobre la injusticia hacia los inmigrantes, de cómo las personas sin poder económico o que son de clase baja son deshumanizados. Recién cumplidos los quince años me mudé a Zaragoza (España) y he estado de igual manera apuntando la arbitrariedad de aquí y cómo se diferencian de la tropelía humanitaria del lugar de donde provengo , porque aunque nos queramos acercar siempre a lo atractivo de los lugares del mundo solo entendemos realmente la cultura de un lugar cuando vemos su favoritismo.
Las experiencias que un individuo carga en su historia dice mucho de cómo se crió en cuanto a sus oportunidades, sin embargo la interpretación de esas experiencias y lo que hace con ellas dice mucho más sobre el tipo de persona que quiere ser, porque se mejora y crece como un individuo.