
Alicia Monserrat Femenia
Alicia Monserrat es doctora en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, especialista en Psicología Clínica, psicoanalista titular con función didáctica, reconocida como psicoanalista de niños y adolescentes por la IPA, profesora de postgrados sobre niños, adolescentes, familia y grupos e instituciones y consultora de equipos profesionales de salud mental e instituciones con fin social. Asimismo, ha realizado ponencias en congresos y encuentros científicos a nivel internacional y es autora de libros, artículos y trabajos científicos acerca de la función del psicoanalista, de la subjetividad social y de las diversas formas de intervenir en Psicoanálisis.
Tenemos que ayudar a poner palabras a estos sentimientos: “¿Tienes miedo?, ¿estás preocupado/a?, ¿estás enfadado/a porque no podemos salir?”
¿Cómo se puede explicar la situación a los más pequeños a nivel familiar? ¿Y a nivel terapéutico?
Explicar esta situación a nivel familiar a los más pequeños es algo que requiere de repeticiones –no podemos pensar que van a entendernos a la primera–para lo cual tenemos que adaptar nuestras estrategias a la edad del niño y al momento que compartimos. En algunos casos será efectiva una explicación lógica, en otros contar un cuento, cantar una canción o hacer un dibujo…para dar sentido a lo que está ocurriendo y también expresar cómo nos sentimos las personas adultas. Hay muchas formas de comunicar. En cualquier caso, debemos buscar palabras claras y conocidas por ellos y nunca suponer que no comprenden o no entienden y que por tanto no hace falta o no es necesario decir nada. A nivel terapéutico, además de lo que he dicho sobre la explicación, hay que entender que el aislamiento puede asustar y que es necesario ofrecer contención, sin negar la gravedad de la situación ni desestimar lo que niños y adolescentes puedan estar sintiendo. En todo caso, tenemos que ayudar a poner palabras a estos sentimientos: “¿Tienes miedo?, ¿estás preocupado/a?, ¿estás enfadado/a porque no podemos salir?”. Esto puede ayudar a comprender su malestar y a hacerlo más tolerable.
En relación a las medidas del encuadre terapéutico distintas a las habituales, ¿qué efectos están teniendo?. (¿Se está dando otro tipo de modalidad terapéutica?). Miller habla de una teorización en la que se necesita el cuerpo presente del analista.
En estos momentos tan inéditos que estamos viviendo, las condiciones del encuadre formal cambian. Se transforman. Sin ir más lejos, si queremos seguir cuidando los lazos vinculares terapéuticos con niños y adolescentes, no tenemos más opción que utilizar dispositivos digitales. Estas circunstancias de la pandemia nos obligan a recurrir a la creatividad como terapeutas para afrontar nuevos retos, pero sin dejar de lado los principios teóricos y técnicos que sustentan nuestra práctica.
Considero que el psicoanálisis con niños reside en dos factores fundamentales. Uno es la inclusión de los padres en el análisis del niño, lo que plantea la cuestión del abordaje con ellos. Y el otro, que las intervenciones con el niño pueden ser estructurantes o, mejor dicho, posibilitadoras de una transformación estructurante en un psiquismo, el infantil, en el que su subjetividad está en vías de constitución. Estos días, en las psicoterapias con niños, pero también con adolescentes, estamos constatando que es muy importante la escucha y la voz, y el lugar dado al terapeuta por parte de los padres. Entiendo que, para los padres, los terapeutas continuamos siendo una red de sostén emocional y que, desde esa transferencia positiva, podemos intervenir mediados por las redes virtuales. Diríamos que nuestro cuerpo simbólico presencial -imagen virtual- sigue siendo referencia de la alteridad que contiene y habilita el vínculo transfero-contratransferencial para comprender cada padecer de niños y adolescentes.
«Transitamos la situación de crisis con el repertorio de herramientas psíquicas con el que contamos…»
¿Cómo afecta a niños graves la situación de aislamiento actual en el entorno familiar?
Esta pregunta es muy interesante. Si en la niñez los cambios abruptos en las rutinas diarias constituyen una dificultad, para quienes presentan padecimientos mentales severos el desafío del aislamiento es aún mayor. Es importante implementar modalidades para que esos niños y las familias sigan recibiendo atención. Aunque sea de modo telefónico, es importante que sepan que sus terapeutas están conectados con ellos.
Puede ocurrir que los niños presenten distintas manifestaciones. Algunas son las que llamamos ruidosas, como el llanto sin sentido aparente, que aparece de modo exagerado, los movimientos incesantes, las peticiones de atención, el enfurecimiento, la agresión hacia los otros o hacia sí mismos, el enojo, la irritación o la alteración en la alimentación y el sueño. También forman parte de estas expresiones la reaparición / reedición de situaciones que se consideraban ya superadas. Otro tipo de manifestaciones son las silenciosas, entre las que se incluyen una mayor retracción o aislamiento, el desinterés por cosas que antes interesaban, la acentuación de una conducta o de movimientos repetitivos. Ambas formas pueden darse en distintos grados y pueden intercalarse. Estas conductas y emociones, muchas de las cuales también aparecen en niños sin ningún padecimiento o discapacidad, son normales y esperables, y no responden a un desmejoramiento o agravamiento de la problemática en la salud mental. La idea de desmejoramiento o retroceso solo genera mayor angustia y sobre-exigencia en las personas cuidadoras.
Transitamos la situación de crisis con el repertorio de herramientas psíquicas con el que contamos: todos sufriremos reacciones producidas por la angustia, el temor, la irritación, la desgana o la tristeza. Lo importante es recordar que se trata de una situación transitoria y que luego volveremos a la cotidianeidad.
Qué efectos tiene en los chicos el cambio de leyes constante dada la situación y qué opina de las iniciativas como por ejemplo la implementada en Suecia en la que desde el Gobierno se recogieron las preguntas e inquietudes de niños adolescentes y se les dio respuesta en una rueda de prensa.
Esta pregunta me hace pensar en el lugar de la infancia y la adolescencia en nuestra cultura ¿sujetos ignorados? ¿O sujetos sujetados a normativas sin considerar?. La infancia y la adolescencia son sujetos de derechos y actores protegidos, sociales, legales que no se pueden ignorar en todas las decisiones que se toman ya que son el futuro de la comunidad global de nuestra humanidad. Es impactante que en la normativa del “Estado de alarma” o en las ruedas de prensa no se haya hablado de niños y adolescentes en absoluto; y sí de mascotas. Como señalé antes, en los países nórdicos en cambio hicieron una rueda de prensa destinada a los niños. En Italia dejan salir ya a los niños (con límites muy claros). ¿Por qué a los niños en España se les presta tan poca atención? Estas experiencias participativas en otros países espero que nos hagan reflexionar sobre nuestro contexto español. Comenzamos, no obstante, a escuchar voces e iniciativas en ese sentido; (Forum de Infancias Madrid, Zaragoza, y plataformas) que están valorando y son conscientes de que el confinamiento prolongado puede producir efectos negativos para la salud integral de los niños y los adolescentes. Parece que no confiamos en nuestras costumbres sociales y culturales que contrastan con la disciplina social inherente a las sociedades nórdicas, esto es, un contacto social ya de por sí limitado y una vida menos gregaria para evitar cadenas de contagio.
«Es muy importante que las familias que están al cuidado de niños y niñas faciliten el contacto con sus congéneres…»
Otra de las situaciones contextuales y, a la vez, transformadoras es que la exigencia de la vida exterior se ha reducido y está favoreciendo el poder pasar más tiempo en familia. ¿Qué efectos está teniendo en la vincularidad intrafamiliar?
Entiendo que en parte la situación favorece la vida familiar al tiempo que crea conflictos. La necesidad de movimiento es algo propio de la niñez, por lo que tiene sentido hacer reordenamientos del hábitat familiar, donde armar recorridos distintos en casa utilizando juegos de pelotas, aros, sillas, mesas, colchonetas, almohadones, telas o cajas de cartón. Hay que animarse a ser creativos e inventar entretenimientos con lo que hay en casa, por ejemplo realizar juegos de búsquedas del tesoro y/o escondites, usar algún instrumento, el modelado con masas de diferentes texturas, o animar a los niños a crear sus propios juguetes con material reciclable… siempre hay que tener en cuenta que hay momentos en que no solo los/as niños/as no quieren jugar, sino que tampoco los familiares, y es importante que no se sientan culpables por eso, en tanto la culpa puede llevarlos a mayores sensaciones de impotencia y de conflicto consigo mismos/as y con sus hijos/as, si sienten que no se acomodan a lo que “debería pasar”.
Es una situación muy nueva y por ende cada cual hará lo que pueda. Es muy importante que las familias que están al cuidado de niños y niñas faciliten el contacto con sus congéneres de la manera más adecuada. Si bien el aislamiento implica no encontrarnos físicamente con otras personas, es fundamental que el encuentro se genere de otras maneras, ya sea a través de vídeollamadas o llamadas telefónicas. Y que niñas y niños sigan en contacto con otros niñas, niños o adultos, ya sean amigos o familiares no convivientes, al menos un ratito por día. Hay que lograr que el aislamiento no implique el encierro total. Las redes sociales pueden ayudar muchísimo en especial a niñas, niños y adolescentes, a quienes tenemos que facilitar modos de encuentro virtual con personas ajenas al entorno familiar.
Me doy cuenta de que estoy respondiendo con ideas prácticas, aunque reconozco que cuando se detectan temores y angustias se requieren grandes dosis de tolerancia, para fomentar la creatividad y no perder nunca la esperanza. Por lo tanto también me gustaría incorporar en mi respuesta las propuestas e invitaciones que ofrecen las redes formativas escolares, los equipos de salud y centros educativos terapéuticos que apuestan por el sostenimiento de los lazos construidos y la capacidad vincular, que se ve limitada en situación de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Es importante y necesario que cada familia pueda seleccionar aquellas que siente que podría adaptar a sus necesidades, a sus tiempos, al espacio disponible y a los materiales con los que cuenta, y evitar la sobre-estimulación. También es necesario hacer hincapié en la necesidad de quedarse adentro para cuidar nuestra salud porque afuera podemos enfermarnos, y aclararles especialmente que es algo que ocurre en este momento y no siempre.
¿Qué efectos puede tener el aislamiento en la construcción de la imagen corporal de los más pequeños?
La construcción de la imagen del cuerpo, que se revela, etapa por etapa, puede llegar a ser un fracaso de la investidura materna o paterna, de su entorno; a saber, insuficiencia de los afectos, del lenguaje dirigido al niño e incumplimiento de la prohibición. La imagen del cuerpo, es propia de cada uno: y está ligada al sujeto y a su historia. El cuerpo es el soporte del narcisismo, del yo y por supuesto es eminentemente inconsciente. En ese sentido tenemos que suponer que el aislamiento puede ser perjudicial si no hay contención de los adultos tejida en el entorno social y se producen, por ejemplo, casos de violencia de género y maltrato infantil. Estos hechos producirán efectos traumáticos en el psiquismo en constitución que se organiza en la modelación de la imagen corporal libidinal vincular con otros.
«Y en lo referente a los juegos de los niños con los recursos tecnológicos, el riesgo que detecto es que sea una conexión que puede dejarlos sin el acompañamiento de los adultos»
Dada la predominancia del juego virtual actual, ¿se está observando un cambio en la modalidad de juego de los niños al pasar más tiempo en familia?
Es prematuro pensar que se están observando cambios en todos los casos, pero sí que los dispositivos electrónicos pueden facilitar a las familias un medio de conectividad para combatir el aislamiento. Y en lo referente a los juegos de los niños con los recursos tecnológicos, el riesgo que detecto es que sea una conexión que puede dejarlos sin el acompañamiento de los adultos. Sabemos que los avances tecnológicos suponen una apertura, una posibilidad de conexión con el mundo que es absolutamente novedosa y enriquecedora. Poder comunicarse casi instantáneamente amplía el universo, abre caminos, permite una información inmediata e incluso facilita sostener vínculos a distancia. Pero también trae aparejados nuevos modos de angustias y soledades. En ese sentido podemos predecir que los juegos mediados por el ciberespacio, con la presencia no intrusiva de la parentalidad, podrán convertirse en herramientas utilizables al servicio de la elaboración psíquica y emocional del crecimiento mental. Es decir una forma de tercer espacio con objeto de experimentar, al modo de una actividad transicional potenciandola creatividad (D. Winnicott).
¿Qué tipo de modalidad de juego podría potenciarse en las casas sobre las actividades limitadas en el exterior/ de las que se ha privado a los niños en el exterior?
Ya no solo a nivel psicomotor sino a nivel de creación de representaciones de objetos que todavía no se han conocido a nivel perceptivo. Me sugiere esta pregunta pensar que el juego en solitario, o en presencia del adulto, se ha transformado en juegos más participativos con todos los miembros de la familia.
De algún modo esta pregunta en parte está respondida anteriormente; pero diría algo más. Es posible potenciar el juego de niños pequeños con el uso de disfraces y escenarios teatrales, el cambio de identidad y/o roles que se proyectan con argumentos que integran lo exterior en el escenario íntimo del “encierro”. Utilizar cuentos, en donde se mencionen los sentimientos que despierta la reclusión, pero también, y a la vez, todas aquellas cosas que podemos hacer adentro de casa porque se ven modificadas las rutinas. Y con los adolescentes, tratar de hacerlos partícipes de propuestas lúdicas colectivas es también una forma de conectarse con quienes están a distancia, incluso muchas veces desconocidos con quienes podemos compartir experiencias y reafirmar la idea de una comunidad que se une y sostiene para que nadie quede atrás. También es posible incorporarse a iniciativas grupales que se ofertan en las redes para compartir en familia las consignas: “Quédate en casa”, “Todo pasará”, “Todo saldrá bien”, permitiendo a la vez que niños, niñas y adolescentes, en suma, los afectados por esta crisis, se muestren / participen en el espacio de convivencia con pensamientos ideas, sentimientos.

Ilustrador: autor desconocido
Agradezco vuestra entrevista para dar mi opinión y también por el compromiso y la sensibilidad para con los niños, niñas y adolescentes en los Tiempos del Coronavirus.