En esta ocasión os traemos una serie de reflexiones acerca de la situación en Venezuela y su impacto en la constitución subjetiva infantil de la mano de Lucía Morabito. Esperamos que les resulte tan interesante y enriquecedor como nos resultó a nosotros.

Psicóloga egresada del Boston College y de la Universidad Central de Venezuela. Psicoanalista Miembro Titular en función Didáctica de la Asociación Venezolana de Psicoanálisis, donde además coordinó el Curso de Psicoterapia Psicoanalítica y fue su Presidenta en el periodo 2011-2013. Miembro Invitada de la Asociación Psicoanalítica de Madrid. Miembro del Comité de Pareja y Familia de FEPAL (2011- 2015). Fue profesora de la Escuela de Psicología en pregrado y posgrado de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Católica Andrés Bello Caracas. Editó el libro: El Seminario de Wilfred Bion en París. Julio de 1978. Ediciones BIEBEL. Buenos Aires. 2018. Actualmente reside en Madrid donde trabaja en consulta privada. Ha sido docente en AAPIPNA.
¿Qué cree usted que está pasando con la situación que hay actualmente en Venezuela, qué efectos psíquicos está teniendo en la población infantil?
Creo que habría que dividir estos efectos en dos, pero a la vez ver que están totalmente relacionados. En primer lugar, las carencias básicas de nutrientes, de alimento, está generando un déficit cognitivo irreparable. El no poder tener los nutrientes necesarios y la alimentación necesaria a la edad adecuada está haciendo que funciones neurológicas, que requieren de un periodo crítico para su desarrollo, no se están teniendo, y vamos a tener una población, que ya empezamos a ver, con unos niveles intelectuales bajísimos y por lo tanto, ya por ahí partimos de un déficit tremendo.
Además, hay un porcentaje alto de mortalidad infantil por desnutrición, falta de medicación, falta de tratamientos médicos, enfermedades que se habían erradicado han vuelto, no hay medicamentos para combatirlas… Luego el desabastecimiento, que ahora ha mejorado, pero que el acceso a la población es prácticamente como si no existiera, porque la inflación es tal que no hay manera de comprarlo, durante mucho tiempo como no había productos los padres se iban a hacer filas toda la noche, entonces no llevaban a los niños al colegio, no los llevaban a divertirse, al parque… se pasaban la vida entera en unas colas para conseguir unos productos a bajo costo, entonces todo lo que es la calidad del tiempo con mamá y papá no existe. Hay niños que dejaban de ir a la escuela porque tenían que ir a hacer la cola, porque dejan a un niño en una cola a otro niño en otra cola y mamá y papá van a otras colas para poder conseguir productos básicos. Luego el nivel de violencia y de inseguridad es tal que no se les permite a los niños salir a jugar a la calle. Todo es una prohibición.
Una de las funciones de la infancia y de la pubertad es también que el niño aprenda a autorregularse, que aprenda a autorregular sus funciones, y esto no se está permitiendo porque el deseo de lograr metas que no se cumplen, que todo está prohibido, no se puede, es peligroso, no puedes salir solo, no puedes ir a jugar a un sitio… es sumamente persecutorio y aniquila la esperanza, la esperanza de que cuando yo crezca voy a lograr tal cosa. Entonces claro, la postergación, la autorregulación de los impulsos se ve coartada, además los padres están furiosos por lo que se está viviendo, están intolerantes, es decir, el tiempo para la infancia no existe. Todo el tiempo es una sobrevivencia.
Todas esas fantasías que se hacen los niños de “por mi culpa, por mi culpa”, no hay leche, no hay comida, hay que dársela a tu hermano más pequeño, eso se presta a que las típicas fantasías normales infantiles se exacerben por la realidad, que ya no haya esa distinción. Todos estos mecanismos de auto persecución que se hacen producto de fantasías ahora es la realidad.
Como profesional de origen venezolano y afincada en España, habrá podido observar la decadencia del progreso psíquico de esa estructuración psíquica de los más pequeños… ¿ha visto efectos en ellos?
Yo lo he visto en una generación digamos un poco mayor, todo esto fue afectando de manera progresiva a una generación completa, que es la generación que tiene hoy en día alrededor de unos 30 años, que creció escuchando y viendo que algún día “esto va a terminar”, “esto va a ir a mejor”, con esa esperanza que poco a poco perdieron. Es toda esa franja etaria de jóvenes que emigraron porque no hay una esperanza puesta en su país. Los que están entre 25 y 30 años hoy en día no están, no hay, se fueron, solo quedan los viejitos. Muchos se marcharon con esa desesperanza interna que hace que no sea tan fácil recuperar la esperanza y entonces enfrentan procesos migratorios con unos duelos terribles.
Yo creo que las consecuencias en la estructuración psíquica de los niños todavía las tenemos que ver.
Claro, es muy reciente, pero con gran probabilidad ya existirá algún efecto en ellos: el vivenciar de niños que no se constituyen de forma activa, si no que quizá los niños están viviendo de forma pasiva la angustia diaria de los papás y por ello se puedan sentir culpables de lo que está pasando…
Claro, claro, sobre todo todas esas fantasías que se hacen los niños de “por mi culpa, por mi culpa”, no hay leche, no hay comida, hay que dársela a tu hermano más pequeño, eso se presta a que las típicas fantasías normales infantiles se exacerben por la realidad, que ya no haya esa distinción. Todos estos mecanismos de auto persecución que se hacen producto de fantasías ahora es la realidad.
Esto podría ir generando efectos en una constitución de un narcisismo herido, produciendo así caracterologías más graves debido a estos estados vividos fuera (y dentro) de ellos de forma persecutoria y culpabilizadora…
Yo pienso que estará por verse, que lo más terrible es todo esto básico que se ha perdido a nivel de nutrientes, de salud, porque ahora pensaba mientras hablábamos que lo que estamos viendo es como la devastación de una guerra y no es una guerra como a las que estamos acostumbrados y sin embargo bueno, muchos países han atravesado guerras, emigraciones y han tenido carencias parecidas lo que pasa que las causas han sido distintas, y luego esto no necesariamente a todo el mundo le va a generar un trauma o un déficit irreparable, evidentemente, va a depender mucho de cómo cada quien lo pueda tramitar, pero sí, definitivamente crecer con unos padres angustiados, rabiosos, preocupados, indefensos, desesperanzados e impotentes tiene efectos.

Por eso se hace mucho énfasis en intentar recuperar los espacios familiares, el disfrute con juegos que no requieran costo, actividades en casa, etc. Algunas personas logran sobreponerse y hacerlo, ¿En grupalidad quizá, por comunidades, barrios…? Sí, entonces lo positivo es que tú ves cómo se ha ido generando mucha solidaridad, entonces los vecinos, que antes tal vez no se conocían ahora hacen reuniones dentro de los mismos edificios porque la inseguridad es tal que deciden estar allí, se conocen, se hacen más amigos y se apoyan unos a otros, también está este lado positivo.
Pero sí, es como un tsunami que te llega y que arrasa, pero una crisis te da la oportunidad de que surjan cosas positivas también, por eso decía que lo más terrible es el deterioro neurológico-cognitivo de no tener lo mínimo e indispensable para la sobrevivencia, la desnutrición y mortalidad infantil es impresionante.
Resulta entonces, que, a nivel indirecto, la guerra político-económica conlleva una calidad de vida terrible y una esperanza de vida desoladora si no se cuenta con los nutrientes necesarios que producen, como dices, carencias neurológicas, y tampoco se dispone de la medicación para paliar esas disfunciones…
Claro entonces a todas las frustraciones naturales y los males propios del desarrollo se le viene a sumar todo esto de la realidad, entonces ¿cómo discriminas lo interno de lo externo? Cuando lo externo a veces viene a confirmarte las mayores angustias, ¿cómo compensas con lo externo lo interno? Ahí la cosa se vuelve difícil.
Lo que vemos es una infancia creciendo en manos de unos padres deprimidos y no hay nada más terrible que crecer con unos padres deprimidos, el deprimido ni si quiera te hace contacto visual, el deprimido está en otro mundo, está ensimismado o lleno de ira.
¿Cómo cree que puede repercutir a nivel estructural psíquico y de vinculación con los otros a aquellos niños que están viviendo una situación tan hostil?
Es una situación de desconfianza básica, digamos un autoconcepto disminuido probablemente, una sensación de minusvalía y de sentir que no eres importante para nadie. Aunque eso te lo dan tus padres, si tienes unos padres interferidos por eso ¿cómo tu logras salirte de allí para poderle dar esa sensación de valor?
Claro, porque si por ejemplo se da este recurso que comenta a nivel comunitario, de barrios, creando esos juegos que hace agrupar a la población… quizá dentro de los déficits, esta otra parte pueda ayudar a la supervivencia. Pero si no se dieran estos recursos comunitarios y entre vecinos…
Y sobre todo a mí una cosa que me impacta mucho es como el chavismo recurrió a esta sensación de anomia de esta población, que no era vista, que no tenía un lugar, que ellos se lo iban a dar… esto generó una sensación de que por fin llegó un padre que viene a rescatarnos de los otros padres malos, y estos sí son buenos y sí nos van a ayudar, y se lo creyeron… y ahora resulta que han quedado peor, es decir, ni si quiera la posibilidad de un rescate, que también es otra fantasía que aparece. Han quedado devastados, porque el que prometió, vino y te dejó aún peor de lo que tu estabas y entonces, por supuesto, no hace sino incrementar el odio, la rabia, la envidia, todos estos sentimientos primitivos.
No se puede confiar en el otro si el otro promete, y se depositan las esperanzas en una promesa que nunca llega… eso hunde todavía más.
Claro entonces la pregunta que uno se hace es ¿cómo esta sensación de desesperanza afecta a estos niños?, porque al final lo que vemos es una infancia creciendo en manos de unos padres deprimidos y no hay nada más terrible que crecer con unos padres deprimidos, creo que es peor que crecer con unos padres esquizofrénicos porque el deprimido ni si quiera te hace contacto visual, el deprimido está en otro mundo, está ensimismado o lleno de ira… y entonces la irá la pagan con los hijos muchas veces y las mismas maestras en los colegios no toleran nada, pretenden que los niños estén portándose super bien.
En estos días me comentaba una paciente que se había molestado mucho porque a su niña en el colegio le habían llevado a dirección y habían montado todo un drama porque la niña sacó una cuchilla, que se utiliza para cortar papel, para las artes plásticas, se la mostró a la profesora y ésta se sintió atacada entonces la psicóloga decía que esto era un impulso. Si tu te estas sintiendo atacada constantemente por tu medio ambiente, ¿cómo tú puedes lograr diferenciar en un niño una conducta de juego natural?, que por supuesto puede tener una simbología agresiva, pero de allí a tratar eso como un acto de agresión que pone en riesgo tu vida… además la cuchilla ni si quiera estaba sacada, era tan solo el plástico de afuera, pero esto se convirtió casi en un acto terrorista que hizo que esta maestra hiciera un llamado de atención a algo que puede ser simplemente un juego.
Incluso la propia intención de esta joven de poder transformar eso que está viviendo en pasivo en activo, y lo que le devuelve el mundo externo es que eso es así, es una agresión.
Sí, al no discriminar lo de dentro con lo de afuera te quedas perdido y si tienes a los interlocutores interferidos para hacerlo la sensación de abandono es importante.
El equipo de CCE se sensibiliza profundamente con el contenido de esta entrevista y agradecemos encarecidamente su aportación para que pueda ser difundida a nuestros lectores.

