
Diana Hidalgo Jiménez. Presidenta de AAPIPNA. Licenciada en Psicología, especialidad clínica. Diplomada en Magisterio de Educación Especial
En relación con la situación que atravesamos actualmente, desde el equipo de Creciendo con Eco nos hemos propuesto analizar, y reflexionar sobre cómo la pandemia impacta en la educación y en los adolescentes. En este caso, hemos invitado a Diana Hidalgo a compartir su opinión al respecto.
Citando a Hegel, no hay deseo sin el otro. En la educación, el deseo de saber nace de la relación del alumno con el profesor y viceversa, y esto es posible cuando el alumno se identifica con él, así como percibe, sino recibe, una respuesta por parte del docente. ¿Cómo se puede fomentar este proceso a través de la educación a distancia?
Matizando a Hegel, no hay deseo sin los otros, tal y como lo puedo entender yo. Hay algo en la pregunta que es muy importante: habláis de relación y cuando lo escucho, pienso en vínculo. Se aprende en y del vínculo, en el vínculo con el otro o los otros.
¿Quiénes son los primeros otros?
Los primeros son los padres o quienes ejercen la paternidad y, después, los que se pueden señalar como sustitutos, son los profesores, el tutor y el resto del profesorado.
¿Cómo se puede fomentar el proceso de aprendizaje a distancia?

Generando vínculo entre el uno y el otro, trabajar en el vínculo y, sobre todo, todos hemos tenido la experiencia de tener un profesor o una profesora que disfruta, que se emociona, que pone pasión. Yo creo que es allí donde uno verdaderamente aprende. Porque creo que la labor del docente, del padre o de la madre, de quien enseña el mundo a los otros más pequeños, es ponerle eros a todo. Por ejemplo, cuando uno disfruta leyendo un libro, está poniendo eros. Está erotizando. Hay un libro muy interesante de Massimo Recalcati, La hora de clase, por una erótica en la enseñanza, que habla sobre eso, sobre poner deseo en lo que se hace y, por ende, generar deseo en el alumno.
Sí, da igual la asignatura. Esto mismo nos ha pasado a todos, con cualquier asignatura incluso la más insospechada. Depende de cómo te la cuenten.
Otra cosa importante: la palabra contar. Contar historias, cuentos, jugarlos. También saber cómo hacerlo. Es decir, no todos tienen la habilidad o capacidad como para poder hacerlo.
¿Tendrá que ver con la creatividad?
Por supuesto. […] Al principio del confinamiento, encontré o llegó a mí una entrevista a Francesco Tonucci que precisamente hablaba de eso, de lo que comentamos ahora: a los niños, online o a distancia, se les vuelve pasivos. En clase tienen que estar sentados. Delante de la pantalla tienen que seguir sentados. Y él responde que cuando se acabe el confinamiento ¿Qué es lo que van a hacer los niños? Salir a correr, ir al parque, tirar piedras, que es lo que tienen que hacer.
¿Y van a poder hacerlo?
Correr, saltar sí, dar abrazos no sé.
Claro, nos preocupa que hay niños que, en base al confinamiento, han cogido según qué rutinas o hábitos que, de la que volvamos a otra normalidad, no les permita salir a la calle, correr, jugar… Igual que ya han aprendido a jugar a través de la videoconsola, les resulta más que suficiente.
La pérdida de la experiencia corporal. Pero, los niños relativamente sanos seguirán saliendo a la calle, a tirarse piedras, a subirse a los árboles y, si pueden robar un abrazo, también. […] Volviendo a la pregunta, ¿Cómo se puede fomentar este proceso a través de la educación a distancia? Fomentándolo desde dentro el propio docente, poniéndole deseo. Porque ellos están, los niños, encantados de aprender.
Sí que se puede educar a distancia si se generan los vínculos adecuados y si se le pone el deseo suficiente. Se puede.
Pero no hay que dejar de tener en cuenta que, por circunstancias, parece que a los profesores se les está cargando con más responsabilidades pese a seguir ganando un mismo sueldo. Están agotados. No deja de ser un mundo nuevo para los profesores también.
Un mundo nuevo atravesado por una pandemia que crea, a su vez, angustia. Afecta tanto a los más pequeños como a los más mayores. […] Volviendo a Tonucci, él dice que la escuela ya no funcionaba antes de la pandemia y que, ahora, se la ha intentado reproducir en casa. Han aplicado las mismas estrategias, estrategias ya decimonónicas, en un formato online que sería cibernético. Entonces, claro, todo aquello produce una brecha. […] En la educación también se ha reproducido, desde siempre, desde el principio, relaciones de poder: el profesor es el que tiene el poder otorgado por la institución, como fenómeno cultural. Le da un lugar de privilegio al profesor o al maestro. Es cierto que en las últimas décadas ha ido declinando ese lugar de autoridad, pero, todavía, se sigue reproduciendo o se está intentando reproducir eso: el que sabe (por contenido, por experiencia, por años…) ocupa un lugar en la jerarquía superior.
Y hay muchos profesores que también les gusta jugar con esa jerarquía.
Sí, son relaciones de poder que vertebran o atraviesan cualquier relación humana, social… Es un poco utópico, pero qué pasaría si se pudiese equiparar de alguna manera, no poner más poder sobre uno u otro sino diferenciar, diferenciar el alumno del profesor. […] Pero sí, sí que se puede educar a distancia si se generan los vínculos adecuados y si se le pone el deseo suficiente. Se puede.
Una de las frases más famosas de Paulo Freire dice nadie educa a nadie, nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo. Quizás hoy tendríamos que agregar: también mediante una pantalla. ¿Se puede realmente educar a distancia o sólo se transmiten contenidos?
Yo creo que se puede educar, pero si se dan las condiciones internas y externas. El contexto es importante, tanto el físico como el social. El que rodea a ambos. También se puede transmitir contenidos, aunque si no es desde la experiencia, los contenidos son meras reproducciones y no la creación. Hoy en día, creo que en la educación predomina un modelo basado en la reproducción tanto a distancia como en la presencial.
Lo que te vas encontrando por el mundo es dado, está ahí, pero si no lo podemos crear dentro de nosotros mismos no pasan a formar parte de nosotros, de ser nuestras.
Volviendo a la que mencionas anteriormente ¿Cómo se educa en creatividad?
Yo creo que no se puede educar en creatividad, porque si ya estás dando pautas de cómo se es creativo, ya no se es creativo. Se puede ir facilitando, despertando y observando. Sin embargo, no en todas las clases y no con todos los alumnos se puede establecer un vínculo creativo entre el docente y el alumno, porque entra en juego las identificaciones, las transferencias y las contratransferencias.
Cuando hablamos de la creatividad, recordé a un psicoanalista interesantísimo, Donald W. Winnicott, muy creativo, que también la promovía. Él se movía en el terreno de la paradoja y hay muchas paradojas de él que me encantan, pero hay una que me fascinó , la del bebé que, cuando le ofreces un juguete, una sonrisa o la mano, crea lo dado.
Lo que te vas encontrando por el mundo es dado, está ahí, pero si no lo podemos crear dentro de nosotros mismos no pasan a formar parte de nosotros, a ser nuestras. Si se rechaza lo dado, por miedo, invasión o aburrimiento, nunca seremos capaces de crearlo. Y estamos hablando de niños y adolescentes relativamente sanos, porque ya si nos adentramos en el terreno del sufrimiento mental en la infancia y la adolescencia, ese padecimiento no les permite pensar, aprender, jugar, o crear.
Volviendo a la pregunta, sí se puede educar a distancia si se generan los vínculos adecuados y se pone el deseo suficiente.

