IDEOLOGÍA Y PSICOLOGÍA DE LOS NIÑOS EN LA GUERRA EN LA ESPAÑA DE FRANCO, 1936-1945 Michael Richards

IDEOLOGÍA Y PSICOLOGÍA DE LOS NIÑOS EN LA GUERRA EN

LA ESPAÑA DE FRANCO, 1936-1945.

Michael Richards.

No podemos esconder nuestro amargo dolor cuando recordamos a tantos niños inocentes sacados de sus hogares y llevados a tierras lejanas, muchas veces con tantos peligros de apostasía y perversión: deseamos ardientemente que sean recuperados en el seno de sus familias, donde encontrarán nuevamente el ferviente amor cristiano que les es propio.

Papa Pio XII, mensaje radiofónico a los fieles españoles, Abril 1939.

IDEOLOGY AND THE PSYCHOLOGY OF WAR CHILDREN IN FRANCO’S SPAIN, 1936–1945.

Michael Richards.

We cannot hide our bitter pain as we remember so many innocent children taken from their homes and carried off to far away lands, often with such dangers of apostasy and perversion: we yearn for nothing so ardently as to see them restored to the bosom of their families, where they will find once again the fervent and Christian love of their own.

Pope Pius XII, radio message to the Spanish faithful, April 1939.

niños a cubierto

Había cuatro categorías de niños detenidos que se solapaban durante la Guerra civil, de acuerdo a las agencias en los años posteriores a la Guerra:

1. Menores clasificados como “delincuentes”, en general alojados en instituciones de caridad.

2. Aquellos considerados “moralmente abandonados”, también en instituciones de caridad.

3. Los hijos de prisioneros (particularmente hijos de mujeres detenidas).

4. Niños repatriados a otros países.

Estos grupos putativos se reducirán a dos grupos a los fines de esta exposición: Niños detenidos y niños repatriados.

Durante la Guerra Civil, la República asediada implementó una estrategia para evacuar a los niños de la zona liderada por las autoridades del norte de España. Muchos encontraron refugio en Cataluña y muchos otros tuvieron que ser enviados por mar a otros países. A final de 1938 unos 40.000 refugiados españoles se encontraban en Francia; la mayoría de ellos eran niños, alojados en “colonias”. Con la caída de Francia en 1940 cientos de niños españoles fueron transportados a campos de concentración franceses, sufriendo privaciones inimaginables. En los comienzos de 1940 muchos niños de oponentes al régimen franquista fueron ejecutados, encarcelados o exiliados.

Hubo niños que fueron cogidos, les cambiaron el nombre y los entregaron a familias que simpatizaban con el régimen. Muchos de los padres de estos niños fueron capturados en la vorágine de la represión del período de guerra posfranquista y se vieron atrapados en la red Nazi después de ser forzados al exilio finalizando sus vidas en los campos de concentración franceses. Miles de niños fueron deprivados de sus familias sin poder nunca llegar a saber la verdad de sus orígenes. Episodio muy semejante a los de la desaparición de niños durante el régimen militar argentino durante 1976 a 1983.

En noviembre de 2002, el Congreso español de manera unánime, finalmente aprobó una moción condenando el Golpe de Estado de julio de 1936 que dio comienzo a la Guerra Civil española. Esto rehabilitó, al menos en términos morales, aquellos que habían sido defendidos por la República. La recuperación de la memoria histórica de los niños españoles de la guerra, sobre todo aquellos que fueron violentamente arrancados de sus familias es parte de esta recuperación necesaria de valores humanitarios en este país.

Los niños de la Segunda Guerra mundial. El oculto legado del enemigo.

Editado por Kjersti Ericsson y Eva Simonsen (2005) Oxford

NIÑOS EN PELIGRO: NIÑOS PELIGROSOS Eva Simonsen

El siglo XX es el “Siglo de los niños”, declaró Ellen Key, autora sueca, educadora y feminista en 1900. En el “Siglo de los Niños”, los niños de Europa tuvieron que vivir dos guerras en extremo devastadoras. Fueron arrastrados a la vorágine de las prestaciones sociales y la política, y fueron empeñados en proyectos ambiciosos planificados y llevados a cabo por los gobiernos y otras organizaciones.

Consideraciones humanitarias así como estratégicas motivaron acciones y palabras dichas: el deseo de salvar a los niños del daño combinado con los esfuerzos en hacerlos seres útiles para el proceso de construcción nacional y política. Ambas guerras provocaron un importante impacto en como los niños tenían que ser percibidos. En los comienzos de la Segunda Gran Guerra, el interés científico y profesional por los niños floreció, el interés no sólo fue por el bienestar de los niños, sino también por su seguridad y la estabilidad de la sociedad, y por los intereses estratégicos de las naciones.

Surgieron nuevas teorías acerca del desarrollo psicológico de los niños, basadas en estudios acerca de los efectos de la separación madre-niño durante la Segunda Guerra mundial, entre estos estudios encontramos los de Dorothy Burlingham y Anna Freud.

Nuevas profesiones emergieron vinculadas a la acción social proveniente de los estados, lo que dio lugar a nuevas formas de abordaje de la crianza de los niños y de su educación adaptadas a las necesidades de la pos-guerra. Los nuevos enfoques enfatizaron en la importancia de criar a los niños de un modo adecuad, tanto por razones de política nacional como en nombre de la humanidad y del futuro de la misma. Teorías acerca de cómo se configura la mente humana, los límites entre patología y salud, la creación de nuevas categorías para definir lo normal y lo desviado, acompañado de recomendaciones específicas para las intervenciones terapéuticas y educativas de los niños …los millones y millones de niños fueron afectados por las turbulencias de la guerra y la paz. Los niños de la guerra fueron frecuentemente invisibles después de la guerra, cayendo el silencio sobre ellos, un silencio que puede ser considerado una estrategia nacional…los niños discapacitados por la guerra europea fueron objeto de las autoridades y se pensaron programas de integración que finalmente no acabaron de lograr una correcta implementación”.

Sobrevivientes-del-Holocausto

INFANTS WITHOUT FAMILIES

NIÑOS DE LA GUERRA (1948)

ANNA FREUD y DOROTHY BURLINGHAM

Las conductas de los niños, observadas en las nurseries de guerra, se explican a través del psicoanálisis y es allí donde se observa la exclusión de aspectos instituyentes de la teoría.

Los objetivos de estas instituciones son muy claros y específicos:

«El cuidado de los niños debe ser, durante la guerra, más esmerado que en tiempos de paz.

De acuerdo con estas convicciones, nuestros esfuerzos tienden hacia la realización de los fines que enumeramos a continuación:

1. Reparar el daño físico y mental causado por la guerra. Aceptamos los niños que han sido afectados por los bombardeos, la vida del refugio y las vicisitudes de la evacuación. Nuestra institución es a la vez un hogar de convalecientes, y, si las necesidades lo requieren, un hogar para niños anormales.

2. Evitar que el niño sufra nuevos trastornos. Cuando el pequeño debe separarse de la madre tratamos de mantenerlo relativamente fuera de peligro y al mismo tiempo al alcance de su familia. Fomentamos las continuas visitas de la madre para que la criatura la conozca, estableciéndose así el vínculo afectivo que prepara el camino para el retorno a la vida normal de la familia. Tratamos de dar a los niños mayores la educación que puede obtenerse en tiempos normales, esforzándonos por preservar en lo posible, lo que resta del lazo familiar afectivo.

3. Investigar las necesidades psicológicas esenciales del niño; observar la reacción producida por los bombardeos, la destrucción, y la separación de su familia; estudiar las consecuencias desfavorables ocasionadas por la falta de los elementos esenciales que ya hemos enunciado; comprobar la influencia que la vida de comunidad ejerce sobre su desarrollo en tan temprana edad.

4. Instruir a los que se interesan por los métodos educativos basados en el conocimiento psicológico de la criatura. Establecer las condiciones de la vida de la nursery sobre nuevas bases, para que sirva de modelo en los establecimientos educativos en tiempos de paz.» (Freud, A. y Burlingham, 1948).

«El niño lucha durante los primeros años de la vida contra el deseo de librarse de aquellos que lo molestan, lo decepcionan, o bien de quienes está celoso, o en una u otra forma hieren sus sentimientos infantiles. Tiene que serle muy difícil luchar contra su propio deseo de extermino, cuando diariamente se le ofrece el espectáculo de la sangre y de la muerte. Por lo tanto, el niño debe ser alejado de los horrores primitivos de la guerra, no porque la muerte y las atrocidades sean extrañas a su naturaleza, sino por todo lo contrario. Nuestro objeto es que en esa edad, decisiva en la evolución del niño, éste se sobreponga a sus primitivos impulsos de crueldad, apartándose de ellos.» (Freud, A. y Burlingham, op. cit., pág. 21).

niños jugando a fusilados en la guerra

«El juego bélico desempeña un papel importante en nuestra nursery. Cuando los niños construyen casitas, no sólo las derrumban, como hacían anteriormente: ahora las bombardean desde arriba usando ladrillos que representan bombas. Los trenes de juguete han sido reemplazados por los aeroplanos, el ruido de las máquinas por el zumbido de lo aviones. Estos juegos se realizan, generalmente, después de los ataques aéreos, trocándolos por otros más tranquilos cuando la situación se normaliza. Después de los bombardeos de marzo y mayo de año 1941, los niños de tres a cinco años, imitaban en sus juegos todo lo que habían visto y oído» (op. cit, pág. 56).

«Se advierte que los niños repiten en el juego todo cuanto les ha hecho gran impresión en la vida; de ese modo abreaccionan la intensidad de la impresión y se adueñan, por así decir, de la situación.» (Freud, 1920).

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