¿Bailamos?

«Papá quiero jugar«. La petición de la niña de este video y la conversación que mantiene con su padre seguro nos trae ciertos recuerdos a todos. Una reflexión de  Silvia Bleichmar  nos permitirá ahondar en la importancia del juego.

 

 

Silvia BleichmarSILVIA BLEICHMAR

Dra. en Psicoanálisis Universidad de París VII, Socióloga, Psicóloga e intelectual argentina.

1944-2007

 

 

El niño es un objeto creado antes de existir.

– ¿Quisiéramos conocer su opinión respecto a las transformaciones que fue sufriendo el juego en este último tiempo?

SB: En este momento no sólo no juegan los niños sino que tampoco juegan los adultos. Cuando digo que no juegan quiero decir que es tal el nivel de exigencia que impone la situación actual , que hay poca capacidad para crear y, paradójicamente, la única perspectiva que se ve para el futuro es la de producir mentes creativas…

Con lo cual se ha creado una paradoja educativa, por un lado, se imparten una enorme cantidad de contenidos a los niños porque los padres están aterrados y los maestros también, de que los niños no puedan defenderse en el futuro, de que caigan de la cadena productiva…pero los conocimientos mundiales cambian con tal velocidad que lo único que se puede hacer es producir mentes capaces de aprender y no capaces de guardar conocimientos; y entonces jugar es central, porque jugar es un ejercicio creativo…

Jugar es crecer.

Hay que introducir lo lúdico en la vida cotidiana, tenemos que hacer un esfuerzo, y también darle un lugar al jugar. Al jugar en el sentido del ocio, no del juego reglado, porque el problema no tiene que ver con el juego reglado, tiene que ver con el juego libre.

Se dice “los niños juegan”, si juegan al tenis, juegan al golf, van a tal actividad, pero…El jugar es lo que los griegos llamaban el ocio, es la capacidad de pensar pavadas que después van a producir cosas extraordinarias, como, por ejemplo, “¿Cómo esa hormiga para llevar esa hoja encima de su lomo?”, esas cosas son las que permiten que una mente crezca.

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El jugar tiene que ver con el tiempo de ocio, y el tiempo de ocio es la preparación para la creación científica e intelectual, inclusive comercial, para todo, tiene que ver con la imaginación.

Revista Buber informa, Nº 19, 2001.

Por Yael Weinstein.

 

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